Debemos centrar nuestro objetivo de vida en ser mejores humanos, cada vez mejores seres humanos; antes que obreros, técnicos, profesores, científicos, políticos, artistas, etc., necesitamos mejores seres humanos, en consecuencia conseguiremos mejores profesionistas. ¿Cómo mejorar? Conociéndonos a fondo, reflexionando sobre el sentido que tiene nuestra vida y dándonos la oportunidad de cambiar actitudes ante la misma; siendo éticos, profunda e íntimamente éticos. La calidad de nuestra vida podrá ser medida en razón del bienestar que hayamos logrado alcanzar (no material, no económico); bienestar espiritual e intelectual. Cuánto ah que no te preguntas: ¿Quién eres y adónde vas? No temas a la respuesta y date la oportunidad de Ser.
Noble tarea la que tiene en sus manos el maestro: construir hombres, preparar a las siguientes generaciones, las que habrán de tomar el relevo. Sabemos –porque los vivimos y los padecemos- los crasos errores que nuestra generación y las que nos antecedieron han cometido, somos conscientes de que nuestro sistema de convivencia social es muy imperfecto, no obstante ello, seguimos pensando que es el mejor que podemos tener y es que, en el fondo se parece mucho a su creador: el hombre; que es más proyecto que obra acabada, que es toda promesa, que se sabe imperfecto pero perfectible. Aspiramos a ser mejores, porque sabemos que podemos ser mejores, y la oportunidad para mejorarnos como conjunto social, está precisamente en nuestros niños y jóvenes. Almas nuevas e inquietas que quieren hacer y rehacer el mundo a su manera, los unos descubriendo todas sus potencialidades, los otros intuyendo que hay mucho que enmendar; en ellos, los futuros políticos, artistas, maestros, científicos, etc. Pero la semilla para germinar, necesita encontrar un suelo nutricio y propicio para su desarrollo, toca a nosotros abonar el terreno, buscando nuevas alternativas en la enseñanza, comprometiendo todo nuestro esfuerzo para educar con más eficacia. Urge un cambio cualitativo en la educación y esta en nuestras manos promoverlo, generarlo y aplicarlo.
La educación no debe “aislar” al individuo para aleccionarlo o instruirlo, debe ponerlo en contacto con su realidad circundante y brindarle las herramientas que le permitan extraer de ella conocimiento. De tal forma que toda actividad cotidiana constituya una oportunidad de aprendizaje. Tenemos que aprender a aprender de nuestra propia experiencia de vida, a cada momento, en cada ocasión. Vida es aprendizaje.
Hoy por hoy vivimos en un mundo que ha logrado acumular cantidades inconmensurables de información, el reto hoy, es que los individuos sean capaces de accesar a dicha información con igualdad de oportunidades; y lo más importante, saber discriminarla, de tal forma que puedan obtener conocimientos realmente útiles y de provecho para sí. El conocimiento sólo es tal cuando se logra interiorizarlo y forma parte de la vida misma.
La educación en ciencias nos permite dar respuesta a interrogantes humanas que desde siempre han preocupado al hombre: ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos?, ¿Adónde vamos? Las respuestas que la química, la física, la astronomía, dan a tales cuestiones son muy interesantes y cuando uno entiende: comprende, hay una gran satisfacción. Se trata de que nuestros alumnos sientan esa satisfacción que brinda el aprendizaje. De desmitificar a la ciencia como una actividad que sólo puede realizarse en grandes laboratorios e inmaculados institutos; para estudiar botánica, basta la hierba silvestre que crece en el patio escolar; para estudiar la luna y las estrellas, no necesitamos un gigantesco telescopio reflector, es suficiente una noche de observación estelar desde la nave cósmica que es nuestro planeta; una insignificante roca, puede contarnos parte de la historia geológica de la Tierra y un simple grano de sal puede ser el inicio para una interesante clase de química. La propuesta está en el aire, hacerla posible, esta en tus manos; necesitamos promover el conocimiento como vía para alcanzar un país más justo, más prospero; para nosotros Progreso se escribe con E de Educación, Desarrollo se escribe con E de Educación.